El agua es esencial para gozar de buena salud. Tanto si nuestro objetivo es conseguir masa muscular como perder grasa corporal, debemos tomarnos en serio el consumo de agua.

El agua conduce los electrolitos a los músculos, posibilita su contracción y la transmisión de los impulsos nerviosos. También transporta las vitaminas, los minerales, la glucosa, los aminoácidos y las hormonas a todo el cuerpo. De hecho el 70% de nuestro organismo es agua. Sin el agua no podríamos metabolizar las grasas, ni eliminar los residuos de las células. También nos ayuda a producir energía, regula la temperatura corporal y nos lubrica las articulaciones.
La deshidratación acelera el envejecimiento y favorece los procesos inflamatorios. El
cuerpo pierde agua constantemente através de la respiración, el sudor, y el ejercicio físico. Las bebidas que contienen cafeína, así como el alcohol estimulan aun más la eliminación de líquidos porque actúan como diuréticos.
Una deshidratación leve relantiza un 3% el ritmo metabólico basal, lo que podría suponer ganar 500 gr. de grasa en 6 meses. No beber lo suficiente potencia la retención de líquidos. También limita el rendimiento tanto físico como mental. Una perdida del 4% produce cefalea, fatiga, debilidad muscular e irritabilidad. Si llega al 7% las consecuencias pueden ser fatales.

Por lo tanto no esperéis a tener sed para beber agua. Una persona sedentaria deberá beber al menos 2 litros de agua al día, cantidad que se incrementara a un mínimo de 2,5 litros diarios en caso de los deportistas. Como regla básica podremos afirmar que deberemos ingerir 1 cc. de agua por cada caloría ingerida. Así una persona que ingiera 3000 calorías necesitara un mínimo de 3 litros de agua al día.
Esas cantidades de agua se repartirán durante todo el día, evitando beber mucho durante las comidas y en los 30 minutos anteriores y posteriores a una comida, pues de lo contrario diluiremos los jugos gástricos haciendo más pesadas las digestiones y evitando la correcta asimilación de los nutrientes. A medida que va pasando el día debéis de ir reduciendo la cantidad de agua ingerida.

Al beber agua en abundancia no solo evitareis la deshidratación, sino que esa agua contribuirá a mejorar la reserva de energía y posibilitar mejores contracciones musculares. Recordad que cada gramo de glucògeno necesita 3 de agua para almacenarse en los músculos. Debéis beber agua, antes, durante y después del ejercicio físico.