A todos los seres humanos nos afecta el paso de los años, aunque si es cierto que no a todos por igual. Podemos dividir de modo simple la vida en 3 etapas: la primera seria hasta los 40 años, la segunda en la que se alcanza la madurez hasta los 65 años y la tercera a la que se denomina vejez de los 65 años en adelante. No obstante se puede ser viejo a los 40 años y joven a los 60 años pues lo físico y lo anímico no tienen porque seguir una evolución paralela. La esperanza de vida en España ronda los 80 años para los hombres y 85 para las mujeres.
Con la vejez los músculos pierden tono y volumen muscular, los huesos se vuelven porosos y mas frágiles, la presión arterial es mayor, las células cerebrales y nerviosas van muriendo haciéndonos perder memoria y reflejos, nuestros órganos sexuales se atrofian y la actividad sexual disminuye. De todo esto sacamos en claro que la muerte no se puede evitar, pero lo que si está en nuestras manos es envejecer con dignidad y sin achaques. Desgraciadamente, en la mayoría de los casos uno se acuerda de hacer ejercicio y seguir unos hábitos alimenticios saludables cuando nuestro organismo nos da un toque de atención en forma de enfermedad.
Un dato a tener en cuenta es que con el paso del tiempo nuestro metabolismo se va relantizando aproximadamente un 10% cada década a partir de los 30 años de edad. Teniendo este dato en cuenta tendremos que rebajar nuestra ingesta calórica en proporción, aun cuando sigamos teniendo la misma actividad. Otro factor a considerar son las necesidades proteicas de las personas mayores, que deben de ser más altas que en otras edades. Con este aumento de proteínas en su dieta lo que se consigue es preservar los músculos y prevenir ciertas enfermedades como la cirrosis hepática, ciertos edemas en la piel…Está de sobra documentado en cientos de estudios científicos que aumentar el consumo proteico nos alarga la vida.
En general las personas mayores sufren una carencia de ciertos minerales como calcio y fósforo que provocan una descalcificación de los huesos y de los dientes. También suelen presentar una deficiencia de hierro que suele provocar una discreta pero constante anemia. El yodo es otro mineral que puede faltar en estas personas.
A parte de seguir una dieta variada, es recomendable en estas edades usar un suplemento multivitaminico-mineral para corregir una posible deficiencia de algún micronutriente.
Todos sabemos las bondades de hacer ejercicio regularmente. Sólo tenemos que fijarnos en las personas que toda su vida han practicado regularmente alguna actividad física, para darnos cuenta del estado tanto físico como de salud que presentan. La diferencia en términos de salud y estética entre una persona entrenada y otra que no lo está es sencillamente abismal.
Ahora ya tenéis una visión mas pormenorizada de cómo afecta el paso de los años en nuestros cuerpos. Afortunadamente con unos hábitos alimenticios saludables y una rutina de entrenamiento personalizada para cada persona podéis mantener a raya el paso de los años. Recordad que se trata de envejecer dignamente y con salud.
No lo dudéis más y poneros en contacto conmigo. Nunca es tarde si la dicha es buena.