Si sois como la mayoría de las personas que se entrenan en el gimnasio es probable que alguna vez hayáis sufrido agujetas, espasmos musculares, distensiones musculares o tendinitis. La intensidad que aplicamos a nuestros entrenamientos para seguir mejorando día a día provoca un gran estrés en nuestro organismo. Si a esto le añadimos una mala ejecución de los ejercicios prolongada en el tiempo, tendremos el cóctel perfecto que nos hará terminar lesionados y con desequilibrios músculoesqueléticos.
Si queréis reducir el tiempo de parón tras una lesión y volver cuanto antes a entrenar, os diré que existen dos terapias sencillas que os recortaran el tiempo de lesión: el hielo y el calor. Ambas opciones son beneficiosas pero es importante saber cuando aplicar una u otra.
La crioterapia (termino medico para la aplicación de frío, mediante bolsas con hielo o geles a una temperatura entre 1ºC -18ºC) sirve para bajar la temperatura de la zona afectada. El cuerpo responde a la crioterapia con la vasoconstricción, reduciendo el ritmo metabólico y reduciendo la inflamación de la zona afectada. La profundidad de acción no puede pasar de 5 cm. El hielo es conveniente aplicarlo recién producida la lesión, pues es mas efectivo su efecto al contrastar su temperatura con la de la zona afectada. En la aplicación del hielo también influyen otros factores como la grasa corporal de la persona o la masa muscular de la zona dañada. A mas grasa corporal y mas masa muscular mas tiempo de aplicación del hielo y durante mas días. En términos generales la aplicación del frío es conveniente para lesiones agudas que no tienen más de tres días de antigüedad, como inflamación, dolor, espasmos musculares o reducción del recorrido.
La termoterapia o aplicación de calor, consiste en aumentar la temperatura cutánea de la zona afectada a entre 40ºC-45ºC con fines terapéuticos. La profundidad de acción se
limita a un máximo de 2 cm. Los efectos del calor en el ritmo metabólico, la dinámica de fluidos y la inflamación son los opuestos a los del frío.
Aunque las dos opciones reducen el dolor y los espasmos musculares alterando la sensibilidad de las terminaciones nerviosas, el calor es más eficaz reduciendo el dolor, aumentando el movimiento o eliminando un hematoma en los casos no agudos ni crónicos (lesiones de más de cuatro días de duración o tendinitis crónicas). El frío penetra más en los vasos y su acción es más duradera que la del calor.
Así pues el tipo de lesión y la antigüedad del daño, determinarán el tratamiento a usar.
Recordad que no debéis de utilizar ninguno de estos dos sistemas durante más de 20 minutos y que son especialmente útiles antes y después del ejercicio.
A continuación os dejo una tabla que sugiere cuando utilizar cada uno de los remedios.
DAÑOS PARA LOS QUE USAR EL CALOR O EL FRIO | ||
DOLENCIA CALOR FRIO | ||
Agujetas después de un entrenamiento duro. | CALOR | |
Un desgarro o distensión agudos de menos de 3 días de antigüedad. | FRÍO | |
Un desgarro leve de menos de 4 días de antigüedad. | CALOR | |
Espasmos musculares. | CALOR | FRÍO |
Inflamación muscular articular. | FRÍO | |
Hematomas. | CALOR | |
Restricción del movimiento por culpa del dolor. | FRÍO | |
Restricción del movimiento por rigidez. | CALOR |